Factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular en la mujer

Salud cardiovascular

  • sábado, 31 de mayo de 2025

Durante mucho tiempo se consideró un problema exclusivo de los hombres.

Aunque la enfermedad cardiovascular es la primera causa de mortalidad en las mujeres, durante mucho tiempo se consideró un problema exclusivo de los hombres, ya que se creía que las mujeres estaban protegidas en la etapa premenopáusica por las hormonas endógenas y en la posmenopausia por la terapia hormonal. Sin embargo, nuevas perspectivas han identificado diferencias de sexo en presentación clínica, fisiopatología, diagnóstico y respuesta al tratamiento de la enfermedad cardiovascular, un tema que aún no está completamente claro para los médicos de atención primaria ni para los especialistas en la materia.

No solo los factores de riesgo clásicos, como obesidad, hipertensión, diabetes o tabaquismo, son responsables de la enfermedad cardiovascular; también intervienen aspectos socioeconómicos y psicoemocionales, antecedentes de complicaciones en embarazo y enfermedades inflamatorias crónicas, que actúan como determinantes o factores de riesgo no convencionales y pueden "potenciar" el riesgo cardiovascular de la mujer. Estos conceptos llevan a considerar que el análisis de datos específicos por sexo puede contribuir a reducir discrepancias y mejorar la equidad en el acceso a la salud.

Diversas campañas impulsadas por la American Heart Association (AHA) lograron reducir la mortalidad femenina por enfermedad cardiovascular por debajo de la de los hombres. A principios del siglo, iniciativas como Heart Truth y Go Red for Women aumentaron la conciencia sobre el riesgo cardiovascular en mujeres de 32 % a 56 % en Estados Unidos. Sin embargo, una encuesta española de 2024 mostró que solo 25,8 % de la población conoce que las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de mortalidad entre las mujeres, reveló que ni siquiera las propias mujeres que presentan esta patología son conscientes de este dato, ya que 73,2 % de ellas apunta a otras causas de mortalidad y muchas mujeres aún desconocen los signos de alarma de un infarto o un evento cerebrovascular.

Por ello diversas sociedades de cardiología de varios países, como los miembros del área de Corazón y Mujer de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) consideran fundamental no solo enfatizar en la consulta médica la evaluación de los factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular en mujeres, sino también fortalecer y ampliar las estrategias preventivas y terapéuticas específicas para este grupo, dado que el riesgo es evitable en 80 % a 90 %.

En un estudio realizado en Latinoamérica se estableció la importancia de los determinantes psicosociales en la evaluación del riesgo cardiovascular en mujeres. Factores como nivel de satisfacción, ansiedad o irritabilidad, desinterés, infelicidad y pensamientos negativos deben ser considerados. El estudio también identificó otros factores de riesgo no convencionales que se asociaron de manera independiente con la enfermedad cardiovascular, es decir, que no requieren la presencia de otro factor de riesgo para generar la patología. Entre ellos se encuentran:

  • Trastornos del sueño.
  • Residencia en una ciudad de baja densidad poblacional.
  • Violencia laboral.
  • Ansiedad.
  • Antecedentes de complicaciones en el embarazo.

Desde el punto de vista fisiológico los especialistas justifican que la asociación de estos factores de riesgo con la enfermedad cardiovascular más allá de los aspectos biológicos, señalando la relación entre los estresores y su efecto en la amígdala y el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, lo que en las mujeres genera mayor producción de citocinas inflamatorias circulantes. También es fundamental evaluar los antecedentes de enfermedades inflamatorias crónicas y considerarlos como factores de riesgo emergentes que afectan de manera desproporcionada a la población femenina. Las proporciones mujer/hombre en la prevalencia de estas enfermedades son:

  • Lupus eritematoso sistémico: 9:1.
  • Esclerosis sistémica: 7:1.
  • Artritis reumatoide: 4:1.

Estas patologías pueden ser responsables de 30 % a 40 % de los fallecimientos, ya que están relacionadas con la ateromatosis. El historial de complicaciones durante el embarazo también constituye un factor de riesgo no convencional. Por ejemplo, aquellas que presentaron hipertensión gestacional o preeclampsia tienen 70 % más riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca, ya sea isquémica o no isquémica, en una mediana de 13 años después del embarazo.

Por tanto, un análisis integral de la paciente en la consulta considerando todos los factores de riesgo, permitirá optimizar la asignación de recursos y tratamientos a quienes más lo necesitan. Además, facilitará la recomendación oportuna de cambios en el estilo de vida, la identificación de barreras socioeconómicas y la detección de estresores durante el interrogatorio, lo que permitirá derivar a la paciente al especialista adecuado para un abordaje integral.
 
 

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