Diferencias en la actividad cerebral de personas en reuniones en persona frente a virtuales

Salud

  • jueves, 15 de febrero de 2024

Una explicación fisiológica para entender el porqué las reuniones virtuales tienden a ser agotadoras e insatisfactorias

Hace tiempo que sabemos que las reuniones de Zoom tienden a resultar agotadoras e insatisfactorias, pero ahora puede haber una explicación fisiológica. Una nueva investigación sugiere que el cerebro procesa las interacciones sociales a través de Zoom de manera diferente 
Investigadores de Yale descubrieron "que los sistemas sociales del cerebro humano están más activos durante encuentros reales en persona que en Zoom".

Estudios anteriores han insinuado que conectarse virtualmente con otras personas no es lo mismo que reunirse en persona. Por ejemplo, en 2022, investigadores de la Columbia University y Stanford University descubrieron que Zoom reduce la creatividad y produce menos ideas de negocios que las reuniones en persona. Investigaciones recientes demostraron evidencia objetiva de la llamada "fatiga de Zoom".

Hasta hace poco, se pensaba que los complejos circuitos neuronales involucrados en las interacciones sociales no discriminarían entre reuniones virtuales y en persona. No obstante, este nuevo estudio demuestra que, en relación con las interacciones cara a cara, hay una reducción significativa en la actividad cerebral y el intercambio de señales sociales al interactuar en Zoom.

Se evaluaron a 28 voluntarios sanos en los que registraron múltiples señales de respuestas neuronales hablando en persona o en Zoom para ver si los mecanismos de procesamiento facial diferían según el contexto social. Utilizaron sofisticadas herramientas de imagen y neuromonitoreo para controlar la actividad cerebral en tiempo real de las mismas parejas que hablaban sobre las mismas cosas, una vez en persona y otra a través de Zoom.

Cuando los participantes del estudio estaban cara a cara, tenían niveles más altos de actividad neuronal sincronizada, pasaban más tiempo mirándose directamente unos a otros y demostraban una mayor excitación (como indican los diámetros de pupila más grandes), lo que sugiere mayores compromiso e intercambio mutuo de señales sociales. De acuerdo con estos hallazgos de comportamiento, el estudio también encontró que las reuniones cara a cara producían una mayor activación de la corteza dorsal-parietal en la espectroscopia funcional de infrarrojo cercano (fNIR). De manera similar, los encuentros en persona se asociaron con más oscilaciones theta observadas en la electroencefalografía, que están asociadas con el procesamiento facial. Estos hallazgos multimodales llevaron a los autores a concluir que probablemente existen vías de neuroprocesamiento separables para rostros en vivo presentados en persona y para los mismos rostros en vivo presentados a través de medios virtuales.

Tiene sentido que las interfaces virtuales interrumpan el intercambio de señales sociales. Después de todo, es casi imposible hacer contacto visual en una reunión de Zoom; para poder mirar directamente a tu pareja debes mirar a la cámara donde no puedes ver sus expresiones y reacciones. Quizás la tecnología virtual actual limite nuestra capacidad para detectar movimientos faciales más sutiles. Además, el ángulo descendente de una cámara web típica puede distorsionar la información visual que podemos obtener durante los encuentros virtuales. Las reuniones cara a cara, por otro lado, ofrecen una línea de visión directa que permite un intercambio óptimo de señales sociales sutiles arraigadas en los ojos y las expresiones faciales.

La adopción rápida y generalizada de la tecnología de reuniones virtuales es imparable en este momento, pero apenas estamos comenzando a comprender cómo el procesamiento de la información social difiere entre contextos presenciales y virtuales. Si las limitaciones tecnológicas contribuyen a esta diferencia en la actividad cerebral entre Zoom y las interacciones en persona, entonces será interesante ver cómo ese efecto cambia a medida que nuestra tecnología evoluciona y cómo evolucionamos para dar cabida a las líneas cada vez más borrosas entre el mundo digital y la vida real.

Mientras tanto, debemos tener cuidado de no perder de vista la importancia de la conexión social en la vida cotidiana. En un mundo postpandémico, trabajar desde casa se ha convertido en la norma para muchos, la telemedicina está cambiando la relación médico-paciente y los grupos de pacientes vulnerables siguen atrapados en casa la mayor parte del tiempo. Zoom, FaceTime y similares son como nuestras líneas de vida. Pero, al menos por ahora, es imperativo que no dependamos demasiado de las interacciones virtuales porque simplemente no reemplazan los beneficios de la socialización en persona. El valor de la interacción cara a cara es un hábito saludable tan importante como cualquier otro.


MÁS INFORMACIÓN:

  • Separable processes for live “in-person” and live “zoom-like” faces: https://direct.mit.edu/imag/article/doi/10.1162/imag_a_00027/117875/Separable-processes-for-live-in-person-and-live
  • Virtual communication curbs creative idea generation: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35477754/
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